Con muchas actividades suspendidas porque el optimismo del servicio meteorológico no fue tomado muy en cuenta, quizás por su bajo porcentaje de aciertos o porque la lluvia y el frío del viernes iban ganándole en la previa; allí estaban, embarrados pero secos.
Diezmados por enfermedades de la época y camas seductoras que retuvieron a nuestros jugadores, se dispusieron a entrenar a las ordenes de Carlos, Ale, Daniel y Maxi.
23 era el número que le puso pila a la mañana. Clima riguroso y entrenamiento riguroso. Le dieron como en bolsa, fue de lujo y la alegría de los entrenadores por la tarea realizada justificó el frío pasado. Partidito de remate y fin de fiesta a las doce.
La cosa siguió con el plantel superior que está con la suerte invertida. Se quedó de nuevo con el grito atragantado pero esperemos que se de vuelta la taba en la última parte del año.
Domingo 11.30 de la mañana la cancha mostraba las huellas del los encuentros de día sábado, y necesitaba algo que le pagara tanto sacrificio soportado.
Y fue la M-15 que le dio la alegría que necesitaba. Un 76 a 3 que le cambio el clima a la cosa con San José como invitado, que aguantó como pudo a nuestros muchachos que acostumbran a ganar de esta forma. Sería terriblemente injusto hablar de alguno de los chicos, porque todos sobresalieron y se dieron un inyección de optimismo para el resto de la temporada.
Fuera de casa la cosa fue un poco más difícil. La M-17 jugo con el Casi y perdió ahí nomas 17 a 12., la m-19 con varias lesionados fue superada por St Brendan.
Esto es y fue nuestro fin de semana. Con lluvia, con entrenamiento, con resultados diversos; con todo lo que se puede esperar de esta actividad. Es lo que tiene que ser, lo que planeamos lo que nos divierte y preparamos para nuestros hijos toda la semana. Pero la vida tiene cosas que desafían nuestra capacidad y nos para frente a tragedias inexplicables.
Tratar de poner en palabras lo que ocurrió en Cuba este fin de semana con Juan Cruz Migliore es minimizar la tragedia que viven y sufren sus familiares y amigos.
Yo sé que todos los que tenemos hijos jugando a esto lo sentimos bastante próximo; buscamos razones, culpas y que alguien nos de las explicaciones y perjure que esto no puede volver a ocurrir. Pero si es certezas lo que buscamos sabemos que nunca las tendremos.
Las únicas que les podemos ofrecer a quienes recién empiezan a traer a sus hijos a este deporte, o a quienes a partir de esto le surgieron todos los temores inherentes a esta tragedia, son dos y muy humildes: la primera que los hijos de quienes estamos coordinando, entrenando y ayudando están juntos a los suyos divirtiéndose todos los fines de semana, nada más importante que esto; y la segunda es que se hace y se norma todo lo necesario para que estas tragedias no ocurran.
Yo se que ningún argumento puede contra esta realidad, pero es lo que tengo para ofrecer; muy poquito para sus seguridades pero la alegría de mi hijo todos los fines de semana anestesia todas mis dudas. Verlos con sus amigos que son nada menos que sus hijos me dan las razones para seguir con mis miedos a cuesta y tratando de combatir los de su madre al respecto.
Uno que jugo a esto no tiene la dimensión de los miedos hasta que sus hijos están involucrados en este deporte, pero también se completa la experiencia y la alegría cuando los ves disfrutando como uno lo hacía.
Esto trata de ser nada más que un comentario, pero para mi era como un deber frente a tanto compromiso que trato de imprimirle a la cosa, dar la cara por este deporte en este momento.
Dios acompañe a Juan Cruz y brinde el consuelo a sus Padres.
EL RENEGÁU